Friday, July 7, 2017

Aprendiendo del enemigo

Hace 20 años, la mayoría de la gente –a quienes siguen llamando pueblo- no participaba “protagónicamente” en los actos políticos ni en esos eventos protocolares de notoriedad que catapultan públicamente. Por lo general, una cámara de video o un micrófono de los medios era privilegio de la clase gobernante y gozaba el favor de pocos selectos. Hallarse en una fotografía en medio de quienes gobernasen el país era considerado sinónimo de influencia, de ser parte de las castas del recelado poder y, tal como hoy puede notarse en las redes sociales en internet, fotografiarse son alguien que tenga fama o sea una reputación pública es motivo de auto celebración, objeto de elogios entre amigos y conocidos, actos mismos de los que se fanfarronean con falso disimulo y/o política envidia, desde la escuela hasta las cortes. Hace más de 2.000 años Jesucristo fue tentado con la fama, el poder económico y político de Sus días, cuando Satán le ofreció todo ello: “Finalmente el diablo le llevó a un monte muy alto, y mostrándole todos los países del mundo y su grandeza. Le dijo: –Yo te daré todo esto, si te arrodillas y me adoras.” (Mat 4:8-9) ¿Acaso no tienta a todos, esto de la fama y su temporal vanagloria? Miles de venezolanas y venezolanos están dispuestos a ponerse de rodillas por esos minutos de mediático protagonismo, para adorar al líder de turno y, si parece mentira, vea las fotos en las redes de Facebook o Instagram. ¿Con quién me hago ver? Hoy, salir promocionado en TV (o en un periódico de alcance nacional o local) sube la autoestima y sirve para presumir con lo que no se es, no con fingida jactancia oportunista si nada de dinero nos ha costado. Fotografiarse con gente influyente -en el gobierno o el sector empresarial- se equipara a aquellos que añoran dejarse ver con los gánsteres que controlan el barrio o las ciudades, cuando por razones de ego necesito subirme la autoestima, con los méritos o fama de esfuerzos ajenos. ¿Por qué hoy (para muchos) fotografiarse con el malandro afamado es “mejor” que hacerlo con una buena estudiante, con el profesional salido del barrio o un intelectual que haya ganado su premio nobel? En época de elecciones, los políticos cargan y besuquean a los hijos “del pueblo”, el apretón de manos se cambia por un sofocante abrazo y, un beso, ha de ser algo que no raye en un compromiso fingido. Al finalizar cualquier meeting de interés electoral, nunca más se les volverá a ver por el barrio o indeterminado pueblo mismo que, necesariamente, se debía visitar para aumentar los votos a favor de una tolda política. Hace 20 años, de igual forma, una cadena nacional no duraba más de ½ hora. Las apariciones del pueblo avasallado en la TV era esporádica, muy rara y hoy los comunistas se aseguran de que se escuchen esos nombres, aunque lo que digan de buen ánimo sólo sean palabras desoídas y olvidables. Siempre se apuntaba la cámara a la multitud –al bulto de votos- más que a un grupo afecto y embobado por la ilusión de protagonismo, dentro de esos pocos “leales” o serviles. Con el comunismo bolivariano del siglo 21, se apunta al individuo que pueda enaltecérsele en una forma mediática, fotográfica o de corto video, para hacerles creer que haya pertenencia y cohesión grupal, independientemente de los grupos que tengan figura jurídica. ¿Mi almuerzo –cada día- es igual a lo que comen ellos? ¿Mis ingresos económicos, son los mismos que devengan ellos? En medio de la asistencia, se crea una falsa sensación de protagonismo. Se me ofrece un lugar de “participación” con la atención que dispensan al prestarme un micrófono (y una pauta para repetir ciertas palabras) pero -la verdad- es que todo ello es para que me sienta incluido, tomado en cuenta, escuchado o asistido y, al final del evento, lo que dije no se ejecutó, lo que esperaba no se dio pero –ante las cámaras- se fingió el show que ellos requerían se viera y se creyera. ¡Ellos son la clase que domina! Y, lo menos que pueden hacer, es asegurarse tener la asistencia del “pueblo”, mismo que ingenuamente cree que gobierna por medio de quienes sí les gobiernan… En cuestión de horas o días, cuando se despierta a la ilusión de participación inclusiva, se entiende el placebo audiovisual, la ilusión que se creyó poder cambiar… Se da una migaja de lo que parece un poder “cívico-militar mancomunado”, donde NO todos participamos equitativamente, ni en partes iguales: Las prebendas se reparten en función del grado de las jerarquías. Se nos da un minuto de gloria, la oportunidad de adular y promocionar al que se sienta líder, cuando en verdad vendrán meses de agonía o desdicha. El asunto de la vanagloria humana no es nuevo y, hasta Jesús mismo dio declaraciones a ello: “Si no, ¿qué salieron a ver? ¿A un hombre vestido con ropa fina? Claro que no, pues los que se visten ostentosamente y llevan una vida de lujo están en los palacios reales.” (Lucas 7:25) “Yo he venido en nombre de mi Padre, y ustedes no me aceptan; pero si otro viniera por su propia cuenta, a ése sí lo aceptarían. ¿Cómo va a ser posible que ustedes crean, si unos a otros se rinden gloria pero no buscan la gloria que viene del Dios único?” (Juan 5:43-44) “Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida.” (Job 2:4) Satanás y los suyos conocen esas debilidades humanas. ¿La ignoran los políticos? De allí los abrazos y el besuqueo de cada campaña electoral, de cualquier color. De allí que se intenten catapultar -con inmerecido reconocimiento- tantos hombres y mujeres y, en ese particular, la favorecida es la mujer quien más promocione sus curvas de su pecho, el encanto de su rostro o lo seductora de su voz ¿No he tenido que decirle a mi hija que deje de mercadearse en la redes sociales? ¡Es obvio! Si tengo dinero “inagotable”, si mi fama política o trayectoria “cultural” reditúa (con creces) cuando la necesite (cada vez que haga un click en la pantalla de la TV o de mi PC en internet) si ello se mercadea y capitaliza como un actor afamado (del cine o la TV) cada vez que quiera (y me acuesto con la mujer que me guste) la fama y esa popularidad “gloriosa” se torna en un artificio codiciable, para el uso político, sexual y económico... Hace varias décadas, en la TV venezolana, apareció un político en la cama –en una corta escena erótica- con Pierina España. ¿Ganó las elecciones? Sin embargo, aquellos que no le conocimos por político, oímos el escándalo de aquella breve escena y, en el caso de Renny Ottolina ¿Cómo no le sería fácil llegar a ser presidente si no lo hubieran matado? Si Ronald Reagan tuvo la fama que le ayudó a ser presidente de USA, por su trayectoria en el cine. Hoy, la constituyente no ofrece nada bueno ni nuevo al país. Si la vigente constitución venezolana se viola y violenta como cualquier perra callejera, otra Constitución será lo mismo (vulnerándonos a todos). Si yo no respeto los 10 mandamientos de una Biblia, sólo intentaré hacer cumplir LO QUE ME BENEFICIE y, tal como Satán lo sabe: “…por piel, todo lo que el hombre tiene lo dará por su vida.” (RV1995) ¡El comunismo ROJO no desea soltar lo que muerde! Nótese como una analogía religiosa puede llevarse al campo de lo político, con un alcance envidiable, mismo que yo no sueño (y el perro y el gato no se pelean): Cuando uno lee el “plan de la nación” (propuesto por Chávez, y ratificado por el imbécil InMaduro) uno percibe los objetivos reales y, aunque el capitalismo sea una porquería, el comunismo es algo peor y más materialista, pero cada ciudadano quiere la tajada que mejor le guste o beneficie y, paradójicamente, algunos ciudadanos se sienten felices por ese minuto de gloria mediático, cuando se les permite aparecer en una cámara, en un fragmento del video o audio televisado, y el chavista (u oportunista) suele decir: “Yo estuve allí”, “Ese soy yo”. Si de veras se viviese en una economía post petrolera (donde los perros políticos no se pelean). Si de veras los políticos quisieran corregir los males sociales y económicos que nos afectan hoy (en diverso grado) todos deberíamos estar al mismo nivel (de disfrute o padecimiento) y está demostrado que los políticos –y los militares y militantes afectos- son los que mejor gozan los beneficios de ese poder temporal, mientras las “intocables” cúspides reparten sólo migajas a esos que no quieren entender la insignificancia que reciben por TODA la ADULACIÓN y lisonja, propias de cada lame botas... En la página 21 del Correo del Orinoco (Nº 2.781) puede leerse un decálogo para afinar estrategias en la guerra mediática (a la que tantos se arrodillan): “1) ¿Cómo se manipula la información? Saque los hechos del contexto en el que se producen. Aislar una declaración y difundir de ella una frase que deje mal parado al declarante es una práctica habitual entre los periodistas que asumen la entrevista, no como género, sino como misil. 2) ¿Cómo obtener del entrevistado la respuesta que se desea? Muy sencillo: entreviste únicamente a quienes piensen como usted. 3) ¿Cómo tomar esa foto que ridiculice a un personaje público? Esté atento al más mínimo gesto de esa persona de la que quiere burlarse y oprima el obturador. En cualquier momento, el blanco de su perversa intención bostezará, abrirá la boca o se rascará la nariz. 4) ¿Cómo titular engañosamente? Ignore el cuerpo de la noticia, evada toda referencia al lomito de la información. Céntrese en lo que usted considere despertará el morbo de su potencial lector o usuario. Invente. Sea creativo. La verdad no vende periódicos. 5) ¿Cómo captar anunciantes? Pídale a su reportero estrella que entreviste al dueño de esa empresa que usted sueña con que anuncie en su medio. Ordénele que no se mida en halagos. 6) ¿Cómo evitar que lo desmientan? Muy fácil: no acepte ni publique derechos a réplica. Su verdad es sagrada. 7) ¿Cómo convertir una mentira en verdad? Repítala incansablemente. Sature a su audiencia de esa mentira que desea instalar como verdad en la psiquis de quienes le siguen. Si a Goebbels le funcionó, ¿por qué no a usted? 8) ¿Cómo montar “una olla”? No espere que los hechos se produzcan. Créelos. [Usó un eufemismo para no decir INVÉNTELOS] 9) ¿Cómo parecer objetivo sin serlo? Ponga cara de periodista oportuno y veraz. Ensaye frente al espejo. 10) ¿Cómo pertenecer al gremio? Inscríbase en el CNP y afíliese a la SIP.” ¿Se requiere un mejor instructivo para desacreditar y ganar afectos para complicar la carta magna? ¡Hagan la elección de Gobernadores y Alcaldes! Hacen 7 meses se está en deuda con eso. ¿Para qué hacernos perder más tiempo? Si la solución no está en el campo político, sino en el económico y NINGÚN ALCALDE o GOBERNADOR traerá esa salida a nuestras empobrecidas finanzas. Para concluir, así estamos enfrentados miles de cuba-zolan@s “en la lucha por la locha”, y por una migaja de pan: Y, siguiendo el ejemplo de aquel Papa que, pidiendo PERDÓN por los delitos y pecados cometidos por la Roma Católica -durante esos años de la Inquisición y luego de ella- pido perdón por la aristocracia venezolana que siempre llamó “pata en el suelo”, “tierrúo” y “malviviente” a todos los que DECEPCIONADOS seguimos viviendo en un cerro, rodeados de miserables y, ¿cómo no hacerlo? Analicemos qué nos trajo a esto (luego de C.A.P): 1. El malandro vulgar, el motorizado vicioso o el drogadicto perezoso, votan por el (des)gobierno que los mantenga libres y sin corrección oportuna. 2. El asaltante de personas y el ladrón de bancos son totalmente iguales al ladrón de cuello blanco (militante de cualquier partido) cuando éste está incurso en la política de izquierdas o derechas. Todos ellos -y también nosotros- tenemos culpa en este COMUNISMO BUHONERO, en esta forma generalizada de desprestigiar –tipificando como benefactor- a una sola clase de delincuentes “honorables”. ¿No decían que Carlos Andrés (C.A.P.) robaba, pero que dejaba robar? ¡Justicia de Dios sobre nosotros! Robar no es sinónimo de buen gobierno. ¿Sólo los pobres hemos robado algo para vivir mejor? ¿Acaso los ricos no son privilegiados a la hora de delinquir y sobornar para defenderse? ¡Un pobre –como yo- no puede comprar suficiente comida! Tanto menos podría tener para contratar un bufete de costosos abogados. Los partidos comunistas y oficialistas -grupos de izquierda- protestan en contra de las legítimas protestas de derecha: Critican duramente las trancas en avenidas y calles, los cacerolazos de hambre, pero ¿por qué no se indignan cuando -con fines políticos y proselitistas- la izquierda cierra el libre paso vehicular en sus concentraciones, mítines políticos y demagógicos? ¡Revoquemos las concentraciones políticas! No más trancas en las avenidas o calles públicas. Prohibamos -de un todo- cualquier tipo de manifestación (política o festiva) que cierre las vías públicas (del mismo modo como corresponde al tránsito de las aceras). Mismas que han de volver a ser públicas, y NO una parcela comercial de los buhoneros chavistas o antichavistas. Si sus reclamos fueran legítimos como sus protestas ¿por qué sus marchas si cuentan con paso libre hacia donde les plazca y -cuando NO HABÍA VIOLENCIA DE CALLE- la oposición era impedida a llegar a los ministerios e instituciones donde requerían consignar sus cartas reclamado reivindicaciones para todos los venezolanos que NO creemos en el comunismo? ¡No había violencia ni activismo de derecha! Sino de parte del oficialismo dictador que inhabilitó la AN (Asamblea Nacional) para promover la ANC (Asamblea Nacional Constituyente). Por amor a Dios ¡Ahora intentan deslegitimar a la Fiscal General Luisa Ortega Díaz, del mismo modo como hicieron con la A.N. elegida por 14 millones de venezolan@s. Para ellos, todo lo que les adverse es oposición; pero nadie castiga a los buhoneros especuladores, ni a los criminales de este gobierno corrupto… Admitamos que hacen lo posible para controlar el delito. Sus afectos, los que han incurrido en el descaro de notorios delitos, han sido sentenciados con la cárcel y la debida inhabilitación, para que no ocupen cargos. Acá algunos de los inhabilitados (políticos de este gobierno): Pero ¿qué es ello cuando se trata de miles incursos en delitos menores y mayores? Puede que hoy me robe una caja de lápices para completar lo que necesito para comprar la comida, pero hay muchos robando la caja chica de ministerios, robando de las cuentas secretas en las partidas de gasto militar o revendiendo la comida que necesitamos todos los venezolanos, y no es un secreto los robos que han habido en el Mercal y otros sistemas de distribución de alimentos y materiales estratégicos. ¡Pidámonos perdón! Y enmendémonos, y paremos nuestros pecados. El Papa no puede resucitar las miles de vidas apagadas durante el exterminio religioso de la Inquisición, pero nosotros podemos dar vida a lo que nos quede de vida visceral o política. La porquería del 2do gobierno de CAP nos trajo a todos estos males –no la baja de los precios del petróleo- pero la inmundicia de no reconocer nuestras culpas, la corrupción (de lado y lado) y el empeño en anular (y denigrar) en contra los menos favorecidos (social y económicamente) nos puede hundir en una mayor crisis, de la que no saldremos sino con sangre y muerte: Soy pobre porque no estudio ni trabajo, soy miserable por mi constante apatía y delitos recurrentes; estoy desempleado porque incurro en robos y en otras formas de irrespeto a Dios, y a la humanidad en mi entorno. Vivo en un cerro porque no hago nada para salir de mi miseria. Me gusta la vida fácil del robo o del consumo y reventa de drogas. Veo al Estado comunista como mi única alternativa de progreso material, misma que despoja al que produce, para hacerme partícipe de todo aquello en lo que sólo parasito y voto… ¿Aprenderemos del enemigo?

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